LAS DIVISAS
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En un sentido puramente genérico, la palabra "divisa" se traduce como el símbolo
o emblema heráldico. Las familias nobles, casi siempre enfrentadas en pugnas por
sobresalir unas sobre las otras, aparte de sostener larguísimos y complicados
pleitos ante las Reales
Chancillerías, se obstinaron en proclamar la nobleza de su estirpe a través de
los lemas, divisas o "gritos de guerra" que pregonaban la importancia de su
linaje, haciendo constar estas divisas en sus escudos de armas.
Se trata de uno de los ornamentos exteriores del escudo propiamente dicho. La
divisa es una declaración que, no pocas veces, se proclama de forma enigmática.
Unas veces manifiesta una intención, otras un juego de palabras, a veces hasta
ingenioso, pero siempre
tratando de enaltecer al propietario del blasón. Y así puede verse en los
escudos labrados en piedra que lucen las fachadas de numerosas casonas o
palacios contrastando las frases humildes con otras muy arrogantes, altivas y
hasta soberbias.
Las divisas, a las que los italianos conocen como "impresa" no son hereditarias
como las armas de la familia, se trata de lemas que, por lo general se colocaban
al pie del escudo, o bien en la bordura, en ocasiones en una cinta que salía por
ambos lados del yelmo.
Eso explica que un mismo caballero pudiera tener varias al mismo tiempo o
cambiarla cuando le placía, de acuerdo a sus deseos, lo que no quiere decir, ni
muchísimo menos, que muchas familias no hayan puesto su empeño en conservarlas a
través de los siglos. En el
mundo antiguo no existieron las divisas propiamente heráldicas; no obstante,
diversos autores opinan lo contrario y citan como ejemplo a Alejandro Magno que
llevaba la siguiente: "Supra Fortunam arbitrium meum" o a Hércules, al que le
asignan el "Non Plus Ultra".
Muchas divisas se han hecho célebres: Habrá que recordar la de César Borgia: "Aut
Caesar aut noil". Un hecho curioso fue el de Federico II, Emperador de Alemania
que tomó como base de su divisa las cinco letras vocales, A.E.I.O.U. cuyo
significado se tra ducía
por: "Austrice est imperari orbi universo".
Los Reyes de Inglaterra siempre han llevado por divisa: "Dios y mi derecho" y
las hubo tan orgullosas como la de los Rohan, en Francia: "Pince ne veux, rey
ne puis, Rohan suis" con la cual pretendían proclamar que ellos eran más grandes
que príncipes y reyes.
Por el estilo es la de los Señores de Councy, también en Francia: "Je no suis
roy, ne duc, ne prince, ni comte ausy, yo soy le sire de Councy" (No soy rey, ni
duque, ni príncipe, ni conde, yo soy señor de Councy).
En un muro del Archivo de la Corona de Aragón en Barcelona, se encuentra,
labrada en piedra, sobre esta ventana la divisa del Condestable de Portugal don
Pedro, que dice "Pena por alegría", frase alegórica como todas las divisas.
Pero las casas nobles españolas tampoco se han quedado atrás en lo que respecta
a la utilización del orgullo en sus dividas. Veáse como ejemplo, la de la Casa
de Quirós: "Después de Dios, la Casa de Quirós". ¿Cabe mayor altivez?.
Y ya que hablamos de las casas españolas, citaremos unas cuantas de sus divisas:
García: "De García arriba, nadie diga"; Cubillas: "Quien no se esfuerza en
subir, vivirá para morir"; Quirós de Castro: "Antes que Dios fuese Dios y los
peñascos, peñascos, los Quirós eran Quirós y los Castro eran Castro", Mier:
"Adelante los Mier, más por valer"; Ceballos: "Es ardid de caballeros, Ceballos
por vencellos"; Valle: "El que más vale, no vale tanto como Valle"; Cossío: "Mis
obras, no mis abuelos, me habrán de l
levar al Cielo"; Pacheco: "Estas
calderas grabadas de oro y de plata mixto, fueron aquí pintadas antes de la
venida de Cristo"; Solano: "Son como el sol los Solanos, antiguos, justos y
claros"; Bustamante: "Ví las armas deslumbrantes de los franceses bla
sones, de los fuertes Bustamante
que los reyes no fueron antes"; Cachupín: "Primero caen robles y encinas que las
casas Capuchinas"; Estrada: "Yo soy de la Casa de Estrada fundada en este
peñasco, más antigua en la Montaña que la Casa de Velasco y al Rey
no le debe nada"; Villegas: "Soy de
la Casa de Villegas, que hasta la mar atalayo y que tengo mis blasones, más
antiguos que Pelayo"; Escobedo: "Barrieron a los enemigos hasta la mar"; Piedra:
"Sólo mi virtud se entiende. Fuerza ajena ni la toca ni la o
fende"; Velarde: "El que la sierpe
mató y con la infanta casó"; Cueto: "Nobles sois de la Montaña, no lo
pongáis en
olvido"; Cubas: " Ni juicio, ni vanagloria, ni tal cosa pretender; sólo pretendo
poner de pasados memoria, por si fuera menester"; Rada: "
Si Dios quisiera, más subiera";
Prado: "Primero faltará la tierra que Prados en ella"; Hoz: "Entre piedras y
tormentos fui lanzado, más nunca de vencimientos sojuzgado".
La dinastía de los Borbones utilizaba una espada con la palabra "Oenetrabit"
(entrará), y célebre es la divisa de la Casa de Orange, que todavía permanece al
pie del escudo de Holanda: "Je maintiendrai".
La Casa de los Guisa usaba: "Chacun a son tour" (a cada uno a su vez) y basta
consultar la historia para saber que estuvo a punto de ocupar el trono de
Francia.
Luis XI de Francia adoptó como divisa un haz de leña espinosa con la siguiente
leyenda: "Quien se arrima, se pincha". Desde luego, hay que reconocer que tenía
toda la razón.
Y en lo que se refiere a Luis IX de Francia el famoso "Rey Sol" llevaba como
divisa: "Nec plurihus impar".
En lo que se refiere a las Ordenes Militares, así como las de aballería
disponían de sus propias divisas: La Orden del Toisón de Oro hace constar: "Pretium
non vile laborum".
Una Orden muy poco conocida, la del Armiño, que instituyó el rey Fernando II de
Aragón, traía como divisa: "Halo miri quam fedari" para decir que vale más
preferir la muerte que faltar a la obediencia y fidelidad debida a su príncipe.
Conocida es la divisa que ostenta la famosa Orden de la Jarretera inglesa: Una
noche, en el transcurso de un baile que se daba en el palacio real, a la bella
Condesa de Salisbury se le cayó una liga, el rey Eduardo III se apresuró a
recoger la liga cuyo color era azul y observando que los cortesanos se echaban a
reir en tanto que a la condesa se le saltaban las lágrimas, instituyó la Orden
de la Jarretera, o de la Liga, con la leyenda: "Maldito quien mal piense".
Quedan, finalmente, como una variante de las divisas los denominados "gritos de
guerra". Normalmente y como fácilmente puede suponerse, se daban en las
batallas. Los Señores de la Guerra, los Feudales que encabezaban a sus
mesnaderos en los combates, ten
ían sus gritos de guerra, así que
con mayor motivo los lanzaban los reyes y grandes dignatarios de la Corona.
Pero, con el paso del tiempo, estos gritos cayeron en desuso, hasta que llegó un
momento en que dejaron de emplearse. Como desafío escrito, se colocaban encima o
debajo de los yelmos o en formas análogas a las de las divisas: La voz de guerra
de los reyes franceses era
"Montjoie et Saint Denis". El de los reyes de Castilla fue "Santiago", más tarde
al conseguirse la unificación nacional, convertido en el "Santiago y cierra
España". Los Caballeros del Temple tenían como grito de guerra 'Beauseant,
Beause ant" y los de los
almogávares catalanes "Desperta, ferro" (Hierro despierta).
En cuanto a los soberanos de Inglaterra, al entrar en batalla, invocaban a San
Jorge. La mayor parte de estos "gritos de guerra" llevaban inherentes
invocaciones a santos e incluso a la Virgen. Godofredo de Bouillón, en la
Cruzada que encabezó y que dió como resultado la toma de Jerusalén,
arrebatándosela a los musulmanes, se lanzó a la batalla al grito de "Dieu le
veut" (Dios lo quiere). Los Duques de Borgoña, invocaban a Nuestra Señora de
Borgoña y los condes de Foix a Nuestra Senora de Biern (Bearn).
Más como ya ha quedado indicado, al paso de los siglos, estas costumbres fueron
desapareciendo. Todavía, en los uniformes de los soldados de algunos ejércitos,
puede verse las iniciales de los viejos gritos de guerra, o en la hebilla de sus
cinturones, como fue el
caso del ejército alemán, que llevaba las iniciales del "Dios con nosotros".
Pero, prácticamente, el uso de este tipo de heráldica, ha desaparecido.
Diseño
y realización: Jose Navarrete Galán
- Maracaibo, Venezuela
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© 1997, [JONAGA]. Reservados todos los derechos.
Revisado:
Lunes, 12 Mayo 2003.