Los Caballeros
Desde muy antiguo, el hombre empleó el caballo como medio de locomoción y en el
Ejército.
En Roma, la creación de la caballería se atribuye a Rómulo mediante la formación
de las denominadas "turmae" o escuadrones. Cuando más tarde, el ejército romano
se organizó en legiones, cada una de estas contaba con tres centurias de
jinetes. Pero ya se trataba de una caballería patricia, siendo los "equites" de
rango superior a los "centurios" de la infantería.
A partir del emperador Trajano existieron otros "equites" que ya constituían una
clase superior, formando la guardia imperial. Los "equites" comenzaron a tener
prerrogativas: llevaban en la toga una tira de púrpura, anillo de oro y les
estaban reservados sitios
preferentes en el circo y el teatro.
Aunque se les concedían premios, lo cierto era que todos debían ser hombres de
fortuna. Para ingresar en la guardia imperial tenían que demostrar poseer, al
menos, cuatrocientos mil sextercios. Finalmente, llegaron a constituirse en una
clase social equiparable a
la nobleza del Imperio.
Pero esto no les libraba de las iras de algún que otro emperador cuando este
sospechaba que conspiraban en su contra: Si la hizo ajusticiar a más de mil
quinientos caballeros.
Con la cesaría de Augusto, los nobles senadores dejaron de constituirse en la
clase dominante que ostentaba prefecturas y procuradurías, siendo suplantados por
los caballeros. Su alto rango creció cada vez más, hasta alcanzar los grados
honoríficos de nob leza: Los
caballeros fueron "Viri eminentisimi", "Viri perfectisimi" y "Viri egregi".
Sentadas las anteriores bases sobre el alto rango de los caballeros, no es de
extrañar que en la Edad Media, estos constituyeran uno de los componentes,
quizás el más importante de la pequeña nobleza militar. Los caballeros, en su
origen, no pertenecían a la nobleza propiamente dicha. Eran hombres que poseían
medios suficientes para mantener caballos con los que ir a la guerra, y los
reyes pagaban sus servicios concediéndoles prerrogativas al estilo de las de los
infanzones y los hidalgos. Numerosas veces pertenecían al estado llano
gente enriquecida que llegaban a constituir como una segunda nobleza.
En los primeros tiempos de la Reconquista, los reyes se rodearon de vasallos
cuya ayuda les podía ser muy útil, los que recibieron el nombre de "milites"
colaborando con gran eficacia en las empresas militares contra los musulmanes.
Junto con los infanzones y
nobles de sangre, los caballeros constituían la "mesnada" o Ejército de corte
señorial y gozaban, naturalmente, de un estado de privilegio.
Ya en la guerra entre Cartago y Roma, la importancia del caballo, de la
caballería, como elemento del ejército, era importantísima, como lo indica este
antiguo tapiz que refleja una escena de las guerras púnicas.
Al caballero no se le exigía poseer hidalguía, bastaba que le fuera concedida
por quien podía hacerlo y en un comienzo lo único que se le exigía era tener
caballo y armas para combatir. Y como las necesidades de tener a su servicio
unos fieles auxiliares que
les prestaran su apoyo no sólo contra los musulmanes sino contra los levantiscos
señores feudales iban en aumento, los reyes crearon un gran número de caballeros
y como resultado de su actuación, los monarcas premiaron sus servicios mediante
la concesión de tierras,
villas y castillos con lo cual y por dicha causa casi todos fueron ascendiendo
en dignidad al serles concedido el derecho al uso de su escudos con las armas
pertinentes, y de ahí a convertirse en títulos (condes, marqueses o vizcondes)
mediaba un paso tan corto que no tardó en producirse.
En un principio, lo único que interesaba a los reyes era que los caballeros
fueran hombres de armas pero con el tiempo, este estado de cosas se fue
transformando, creándose determinadas leyes para ser considerado caballero. El
antiguo orden por el cual los caballeros no estaban obligados a sostener a su soberano si no era a cambio
de prebendas, fue desapareciendo, así como la división que se hacía entre los
mismos, al tener dos clasificaciones: los nobles (infanzones o hijodalgo) y los
villanos. A estos últimos
se los denominaba "caballeros pardos" probablemente por el color del traje que
vestían; en el siglo XIII la denominación se les cambió por "caballeros
ciudadanos" y en el XV "caballeros burgueses". Tal clase fue suprimida durante
el reinado de Carlos V. En realidad, los "caballeros pardos" formaban un estado
intermedio entre la nobleza y los ciudadanos.
Otra clase de estamento social fueron los denominados "caballeros cuantiosos"
creados por los Reyes Católicos, suprimidos posteriormente durante el reinado de
los Austria.
En Cataluña, los caballeros aparecieron muchos más vinculados a la nobleza que
en los reinos castellanos. Muchos de ellos, por los servicios prestados a los
nobles, recibían como pago un castillo, y en este caso se les daba el nombre de
"castlans" (castellanos).
Es también en Cataluña donde se establecen las diferencias entre los "caballers"
(milites) y los "donzells" u "homes deparatge", siendo que los primeros si
habían sido armados caballeros.
Lo que ocurría en Castilla era que no estaba claramente diferenciada la clase de
los caballeros con aquella que correspondía a la pequeña nobleza. Fijosdalgo o
fidalgos. Sobre los que Vidal explica así esta confusión: La palabra "caballero"
fue empleada en Castilla como sinónimo de noble unas veces, y otras como
expresiva del individuo que ha sido armado caballero o para designar,
sencillamente, al que poseía caballo y armas así un hidalgo, e incluso un
ricohombre podía no ser caballero si no había sido
armado como tal. En estos términos
se comprende la frase "el infanzón nace y el caballero se hace".
Cierto renombre alcanzaron los denominados "caballeros generosos" que, en
término nobiliario tiene tres acepciones: La primera se refería a nobleza muy
antigua, de varias generaciones. La segunda designaba a los descendientes de los
"milites" o militares , o
sea de generación militar, y la tercera se concretaba a los descendientes de los
feudales que no habían sido armados caballeros.
Pero cuando se establecieron las normas para ser armado caballero, todo cambió.
Para poder serlo, se exigieron ciertas condiciones:
Ser noble por lo menos en tres generaciones por parte de padre o de madre. A los
siete años tenían que prestar sus servicios en calidad de pajes en el castillo
de algún señor; a los catorce años se pasaba a la categoría de escudero,
teniendo a su cuidado el
caballo y las armas de su señor, al que acompañaban en sus empresas militares,
al tiempo que se adiestraban en los ejercicios físicos propios de la época como
eran la utilizaciónde la armadura pesada, la equitación, cubierto el jinete de
todas sus ar mas, escalar
murallas. etc. etc.
Hasta cumplir los veinte años se les consideraba donceles, y quedaban
autorizados a participar en las guerras, dado que ya tenían derecho a ostentar
armerías como los caballeros y demás clases nobiliarias. Llegaba el día elegido
para que el aspirante fuese investido como caballero: Tenía que ayunar, confesar y comulgar el día antes de
la ceremonia, eligiendo a los padrinos que debían armarle, con los que comía
antes, aunque el neófito lo hacía en mesa separada y expresa prohibición de
hablar o reír. El aspirante tenía que pasar la noche en vela, completamente
armado, en lo que se denominaba "la vela de las armas". Al día siguiente, se
bañaba y entraba en la iglesia llevando la espada colgada al cuello
presentándose al sacerdote para que la bendijese.
Después, con las manos juntas iba a arrodillarse delante del caballero que lo
iba a armar y ante los Santos Evangelios juraba defender la religión, la patria,
al rey y los débiles, obedecer a los superiores, ser cortés con todos, no servir
a príncipe extranjero, no
faltar jamás a la palabra empeñada y no mentir, injuriar o calumniar,
defendiendo siempre, aún con riesgo de su vida, toda causa justa. Seguidamente,
los padrinos le ceñian la cota de malla, le calzaban las espuelas doradas y le
colocaban la espada al cinto.
El paso del tiempo, fue reduciendo la importancia de esta clase social y a
partir del siglo XV se inició su decadencia a causa de la revolución en el arte
militar.
En Andalucía, existió otro tipo de caballeros que nada tenían que ver con las
armas. Los denominados "veinticuatro" que eran Regidores de los Ayuntamientos
cuyo número era ese. Era condición indispensable ser noble de sangre
Diseño
y realización: Jose Navarrete Galán
- Maracaibo, Venezuela
Copyright
© 1997, [JONAGA]. Reservados todos los derechos.
Revisado:
Lunes, 12 Mayo 2003.